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"Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad más abominable: es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de líderes, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes de un escritor".

Jorge Luis Borges

miércoles, febrero 01, 2012

LOCKE: FILÓSOFO Y CIVILISTA

EL BÚHO DE MINERVA



Diego Márquez Castro












Este año se celebra el aniversario 380 del natalicio de John Locke, filósofo inglés que marcó los caminos del pensamiento de la modernidad. Locke es recordado por sus  Dos tratados sobre el gobierno civil, el Ensayo sobre el entendimiento humano, Pensamientos sobre la educación y Carta sobre la tolerancia. A este importante filósofo hay que abordarlo y leerlo como quien escucha la lección del maestro, sobre todo en los tiempos que corren en una sociedad como la nuestra. Así, sus enseñanzas si bien se ubican en un siglo XVII que ya va manifestando una natural aversión y un natural rechazo a quienes usan el poder de manera absoluta, autoritaria y tiránica para poder reprimir la libertad del hombre, ante lo cual se contrapuso el pensamiento civilista de Locke.

   El pensamiento político de Locke gira en torno al valor de la libertad y en tal sentido señala que “la libertad más valiosa es la que está al servicio de la verdadera felicidad”, en virtud de lo cual, frente a las pretensiones de los tiranos de cualquier signo en el sentido de anular las libertades individuales, políticas, económicas y sociales, el filósofo plantea que el hombre es ser creado por Dios “en un estado de completa libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y de su persona como mejor le plazca, dentro de los límites de la ley natural, sin pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra persona.” En tal sentido, de acuerdo al investigador Agustín González Gallego: “La libertad para la disponibilidad de sus propiedades servirá para justificar el uso que se haga de las mismas, el cual, a su vez, determinará el rol que cada uno va a desempeñar en la sociedad civil.”

   Para Locke, nadie, ni los gobernantes ni el Estado podían erigirse en entes interventores y expropiadores de la propiedad de cada ciudadano ni menos erigirse en únicos propietarios. A ese nivel, Locke relaciona estrechamente los conceptos de justicia y libertad, considerándolas piedras angulares de su filosofía política. De esa manera desde su perspectiva pensaba que “la justicia no es otra cosa que el orden mismo de la naturaleza, desarrollada o realizada por el hombre, por la ley de su naturaleza y por su razón; precisamente, una de esas leyes es el derecho a la propiedad. Derecho natural que pertenece a la esencia humana, por lo que la razón ha de buscar los medios para su correcto desarrollo.”    

    Respecto al poder absoluto concentrado en un solo gobernante, que según su opinión “ciertas personas piensan es la única posibilidad de gobierno en el mundo, tal poder es, en realidad, incompatible con la sociedad civil, por lo que no puede, ni tan siquiera considerarse como una forma de poder civil.” Igualmente advierte sobre aquellas sociedades y pueblos que alienan sus derechos a un hombre como encarnación de Estado: “Ningún hombre ni sociedad tiene poder para renunciar a su propia conservación, entregando ese poder a la voluntad absoluta y a la soberanía arbitraria de otra persona. En ese sentido, puede afirmarse que el pueblo es siempre el poder soberano, supremo.” Tal condición permite al pueblo a poner límites a quien ejerce el poder, bien sea como gobernante o legislador, de esta forma Locke plantea que si el pueblo “colocó este poder sólo temporalmente en una persona o asamblea, si quienes lo ejercen lo pierden por faltas que cometen, si se cumple el plazo señalado, el pueblo tiene el derecho de actuar como soberano.”

   Al respecto, Locke vivió enfrentado a quienes en la Inglaterra de su tiempo ejercieron el poder con un sesgo tiránico y absolutista, lo cual por cierto le valió vivir varias años de destierro en Holanda y en tal sentido escribió: “Si la usurpación es un poder que viola lo que es de derecho, un poder así nadie puede tenerlo legalmente. La tiranía consiste en hacer uso del poder que se tiene, mas no para el bien de quienes están bajo ese poder, sino para propia ventaja de quien lo ostenta. Así ocurre cuando el que gobierna no se guía por la ley, sino por su voluntad propia y sus mandatos y acciones no están dirigidos a la conservación de las propiedades de su pueblo, sino a satisfacer su propia ambición, venganza, avaricia o cualquier otra pasión irregular.” Tuvo razón Locke: “Allí donde termina la ley, comienza la tiranía…”Tal suerte de axioma se ha cumplido y hecho efectivo en todos los tiempos, cambiando solamente escenarios y personajes. La historia nos ha entregado múltiples ejemplos y los hechos del presente más que simples evidencias.

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